Harto de caminar sintiéndome nadie.
En realidad no se por que dije caminar, por que mi sentimiento de auto ninguneo no se limita a esa actividad. Bueno, creo que debe ser por que en ese momento estaba caminando.
Sabía que mi vida llena de éxito, de amor y de reconocimientos masivos estaba ahí, cerca, casi al alcance. De hecho la conocía casi en tu totalidad. La había recorrido incansables veces, ya sabía cada una de las conversaciones que tendría con la mujer de mi vida, cada una de los discursos que daría agradeciendo los premios tan merecidos y por los cuales había luchado tanto. Ya le había agradecido a demasiadas personas que no existían, por haber sido fundamentales, y sin los cuales nunca hubiera podido realizar lo que habría de realizar.
Esa realidad esquiva ya lo conocía. Pero estaba harto, cansado de seguir siendo solo nadie y nadie solo. Y con este agotamiento encima caminaba de vuelta de mi triste oficina, como todos los días desde hace mucho, aunque por poco tiempo más.
Fue así que dos pasos después de empezar a cruzar la esquina, me doy cuenta de que mi viaje mental debería haber hecho una escala antes de empezar a cruzar la calle, para aunque sea haberme dado la opción de elegir entre parar ahí mismo, o seguir caminando y morir brutalmente atropellado por la camioneta que sin intenciones de frenar circulaba a escasos metros de mi epicentro.
En ese segundo fatal, que tarda por lo menos cuatro o cinco segundos en consumirse, vi que a menos de 59 centímetros de distancia una hermosa mujer se encontraba en exactamente la misma situación que yo, pero dos segundos antes. Es decir que aún no había advertido que también moriría brutalmente atropellada por la camioneta que no tenía intenciones de frenar y que circulaba a escasos metros de su epicentro, que como dije estaba a 59 centímetros del mío.
Los cinco segundos que siguieron fueron todo, y sin dudar los cambiaría por todos los segundos que malgasté desde mi nacimiento hasta mi muerte.
Cuando aterrizó de su magnífico viaje mental lo primero que vio fue aquella camioneta cuyas intenciones ya comenté. Y a pesar de la inviabilidad del emprendimiento, su reflejo fue acelerar el paso para evitarla. Aunque yo no hubiera estado en su camino, ella nunca hubiera podido evitar la camioneta asesina.
Pero estaba en su camino y ella vino directo hacia mí.
Yo no se si fue un acto reflejo o un acto divino, pero en ese instante los dos olvidamos la camioneta y paradójicamente levantamos nuestros brazos y antepusimos nuestras manos para evitar chocar entre nosotros, o al menos amortiguar el golpe. Y ahí estábamos, chocándonos, conociéndonos, con sus manos sobre mi pecho, con mis manos sobre su espalda, su boca y su nariz a un centímetro de mi última respiración, su mirada dentro de la mía y la malintencionada camioneta derretida tras nuestro.
Entonces nuestras miradas abrieron una ventana en el tiempo y se escaparon a comulgar durante dos años ininterrumpidamente, se amaron, luego regresaron. Y lo entendí todo, lo tenía todo.
Sentí cada uno de sus dedos tatuados en mi pecho. La apreté fuerte contra mí, al ritmo del 2x4 di un cuarto de giro hacia la izquierda, cuando sentí una estampida de búfalos embestir sobre mi espalda.
Y los dos juntos volamos.
Y también volamos, y caímos tres metros más tarde. La camioneta terminó de frenar un metro después del punto de impacto.
Y nos quedamos inmóviles en el piso, en la misma posición en la que bailáramos un segundo atrás, pero ahora ella abajo y yo arriba.
Y los dos seguimos volando.
Y yo seguía sintiendo sus manos selladas sobre mi pecho y mis manos ensangrentadas por el golpe seguían presionando su cuerpo contra el mío.
Y nuestras miradas seguían empacadas sin querer soltarnos.
Hasta que ella se movió solamente para sonreír y dejarme escuchar su voz.
- “Gracias, me salvaste la vida.”
No entendí bien que pasó, pero lloré. Mi cuerpo empezó rebalsar, sentí que me quedaba chico, que no había suficiente espacio para contener todo lo que estaba pasando dentro mío.
- “No. Todo lo contrario” – dije yo.
Pero sentía que mi cuerpo se encogía, que se inflaba con demasiado aire, y que mi cabeza se llenaba de sangre.
Cerré los ojos y no la volví a ver.
Me duele una calle.
-
Ayer salí inocententemente a hacer las compras, como cualquier día. Como
hacía antes de mudarme, a ese super que es más barato pero que ahora me
queda muy ...
Hace 6 años.
me gusta el uso de los adjetivos, porque son bastante clásicos, pero poco predecibles para los roles que desempeñan y, a su vez, no rompés con la coherencia del espacio.
ResponderBorrarguau, este es uno de los cumplidos más largos que he escrito.
Maravilloso! Imposible calificar ese relato con palabras. Es un sueño hermoso o una realidad magnificaa.
ResponderBorrarRealmente, sin palabras.
Saludos!
por increible que parezca, despues de leer tu cuento casi real termine deseando tener un accidente asi.
ResponderBorrarmuy bueno!
beso.
Excelente!
ResponderBorrarIgual, el de la camioneta todavía los debe de estar puteando.
Pero.
Excelente!
Es lo que siempre digo, a veces la vida debiera ser como la escribimos, no como es.
ResponderBorrarBesos rojos.
Dejaré de mirar a los lados antes de cruzar... Me ha gustado... muy bonito!
ResponderBorrart.v.c.a.: me emocionó su precisión y se lo agradezco enormemente. De deveras.
ResponderBorrardulcinea: bueno, fue bastante clara para ser que no utiliz[o palabras. Le agradezco mucho esa forma de comunicación que tuvo.
maría noel: no te lo recomiendo ya no estoy seguro de que nuestro personaje haya sobrevivido al accidente... de todas formas nos dijo que sin dudarlo cambiaría esos 5 segundos por todos los demás...mmm... para pensarlo.
Jack: así es la vida, cualquier muerto de hambre se te tira adelante del auto y después lo tenes que pagar por bueno. Espero que haya tenido el seguro al día!!!
dudadesnuda: mmm... y podríamos elegir el escritor que escribiría nuestra vida? Por que si me toca por ejemplo Sydney Sheldon o Paulo Coelho me corto una aleta!!!
gintonic a las 7: su comentario me genera la misma reflexión que el de maría noel, y aun no lo he resuelto...
Jajaja, es verdad, no había caído. En ese caso, miraré a ambos lados antes de cruzar las calles esta noche...just in case...
ResponderBorrarMe dejó una sensación de espanto y ternura al mismo tiempo.
ResponderBorrarDecís que se murió? nooooo, es una pena que se muera alguien que siente asi!
luna: la verdad que no se si murió. La frase del final donde dice que su cabeza se llenó de sangre me hace dudar bastante. Es muy probable que haya tenido un derrame. Mientras transcribía sus pensamiento, nunca pensé que iría a morir, sin embargo al releerlo encontré varios indicios de que esos 5, muy probablemente fueran sus últimos segundos de vida. Pero honestamente no lo se...humm... volveremos a saber de él?
ResponderBorrarEn un accidente de tráfico, sucedido hace muchos años, entendí la vastedad de estos cinco segundos de tu cuento-casi real.
ResponderBorrarMientras el vehículo volaba y daba tumbos, en el interior yo repasaba una larga lista de acontecimientos previos. Muchas cosas cambiaron a partir de ese momento.
Estaba sepultado en mi memoria, y lo recordé con tus letras.
Muchas Gracias RF!
Abrazo!
Mmmm ojalá que haya sobrevivido al shock.
ResponderBorrarY espero nunca ser la persona que maneja.
Un saludo!
Me quedé emocionado con el escrito.
ResponderBorrarEs muy hermoso y no puede acabar así.
O quizás si.
¿Qué más da en realidad?.
Lo que cuentan son esos cinco segundos, que en realidad son uno, pero intenso.
Como Susana he vivido uno de esos momentos previos al accidente y el tiempo se dilata una barbaridad.
Fantástico. Me suscribo a tu blog.
Un abrazo.
Luis
La verdad muy bueno...
ResponderBorrarDespues de leer esto, no sé si no mirar a los lados, pero sería mejor mirar atras, para ver si viene ella sin intensiones de parar... para desde la vereda agarrarle la mano... y salvarla de todas formas... sin ningun tipo de derrame cerebral o muerte...
Susana: me deja un sinsabor tu comentario. No me detuve pensé que a alguien le podría recordar una situación similar. Espero que a pesar de ello tu saldo de leer este relato haya sido positivo. Pido disculpas si no lo fuera.
ResponderBorrar[myris]: a esta altura estoy bastante convencido de que sí sobrevivió, y de que pronto sabremos más de él.
Ludwig: muchas gracias, agradecido por su suscripción. Estoy de acuerdo en que no puede acabar así, o que quizás sí. De todas formas la tentación de pudo más, y si bien termina así, sabremos más de él.
mägo...: usted vio el último capitulo de la 3er temporada de Lost? No sabemos por que Charly tenía que morir para que los demas fueran rescatado, pero tuvo que hacerlo.
[...] "que hacés idiota, soltame la mano, ni soy ciega ni tengo tres años, sé cruzar sola la calle"... (qué imbécil!)... y en esos dos tristes segundos, tuvo el contacto más íntimo con el amor de su vida, y le salvó la vida?
que linda forma de darle magia a ese momento Red. muy urbano, sin dudas. no me quede con ganas de mas nada, ni de saber de el ni de ella, es como sin con solo esos 5 segundos pudiese vivirlos toda la vida.
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